SOBRE LA EXPOSICIÓN

​

La presencia humana, su relación con la naturaleza y el objeto manufacturado son temas centrales en la obra de Matthieu Pommier: el ser humano se convierte en una figura pasajera en un ecosistema donde conviven naturaleza, maquinaria y arquitectura. 

 

“Circa 0” combina los dos ámbitos de creación predilectos del artista francés: una intervención mural de gran formato y una selección de sus pinturas al óleo más recientes. El proyecto pone el foco en la observación del juego como campo de aprendizaje en un contexto de conflicto simulado; una teatralidad aprendida con fines recreativos en la que los adultos juegan a ser niños, y los niños asumen roles de adultos. 

 

A su vez, los personajes representados se adueñan de espacios naturales invadidos por objetos fabricados de la mano del hombre, formando escenarios de aparente decadencia convertidos en terrenos idóneos para el desarrollo de actividades lúdicas en las que las relaciones de poder ocupan un rol central en la construcción de la identidad. 

 

Para crear las imágenes, el artista se basa en fotografías tomadas en sus diversos viajes, que reinterpreta a posteriori añadiendo o suprimiendo elementos mediante el dibujo. Trazos rítmicos estructuran una pincelada aplicada en amplias capas de color y repetida con el fin de crear la imagen como lo haría una herramienta digital dotada con sensibilidad, dando una continuidad contemporánea a la pintura neoimpresionista divisionista. 

 

La obra de Matthieu Pommier se sitúa en la frontera de lo visible y lo invisible, lo efímero y lo duradero, e invita a reflexionar sobre el vínculo tóxico que el ser humano mantiene con su entorno. Espacios tropicales, motivos circenses, juegos de cartas y aviones antiguos se entrelazan en composiciones que aluden a lo cíclico como a lo incierto. 

 

“Circa 0” se erige como un espacio de contemplación y juego, un punto de partida donde el pasado y el presente convergen para cuestionar las referencias temporales: un principio o un final de ciclo que funciona como símbolo de cierre, pero también de comienzo. 

 

Con esta exposición, Pommier plantea un mundo en el que la fugacidad y volatilidad de lo humano se integra en escenarios naturales cargados de artificialidad. El artista invita así a participar colectivamente en una reflexión acerca de lo permanente y lo efímero, y en la capacidad de reconstruir la experiencia compartida a través de la ilusión y el juego.

​

Texto de Manuela Medina